Muchas veces a lo largo de mi vida me vi sufriendo por lo que otros opinaban sobre mis acciones, mis relaciones o mi trabajo, y para evitar este conflicto lo que hacía era volverme muy introvertida, discreta, dando solo información superficial, generando una especie de coraza para que nadie pudiera opinar más allá de ciertos límites. A veces funcionaba y otras generaba más interés aún.
Sin embargo, esta conducta resultaba muy agotadora de mi parte, porque me daba cuenta de que era por miedo a las críticas y opiniones de los demás.
Cuando estamos atrapados en el papel de víctima/victimario vamos a recordar que nuestra autoestima es bien bajita por no decir Cero, que tenemos algunos problemas de inseguridad, nos sentimos usualmente impostores porque internamente no hemos sido capaces de validarnos, aun cuando tengamos por ejemplo buenas notas en lo académico, premios o títulos, un buen trabajo, o una buena situación económica/social. Incluso cuando los demás te digan lo buena persona que eres, en el fondo de tu ser no has sido capaz de creer que todo eso ha sido por mérito propio.
Pero ¿por qué les explico lo anterior? Porque inevitablemente esto nos genera un conflicto más profundo: El conflicto de Identidad, pues nos privamos de ser nosotros mismos, de mostrarnos como somos solo para no ser heridos o complacer a alguien más.
El conflicto de identidad también genera la sensación de estar perdido, es decir sin referencia interna, es como no saber a dónde ir, o cómo decidir, o de qué nos apoyamos para lanzarnos por tal o cual camino. La victima/victimario siempre elegirá referentes poco saludables, quejumbrosos, violentos, los voladores de humo, sectarios. Es por este motivo que es tan importante salir del exceso de este personaje.
Cuando pequeños nuestros referentes son nuestros padres (cuidadores adultos), luego en la adolescencia los amigos(as) y para madurar necesariamente debemos volvernos nuestro propio referente. A la primera persona que vamos a consultar es a nosotros mismos: ¿Es esto lo que quiero? ¿Cómo me siento con esta decisión? ¿Me siento preparado(a) para esto? ¿Para qué me sirve este camino? Luego, si algo en nosotros nos advierte que necesitamos más preparación o experiencia se vuelve clave rodearnos de referentes de calidad, de prestigio, que hayan transitado el camino, que para nosotros sean exitosos.
¿Qué valor doy a las opiniones de otros?
¿Qué condiciones debe tener otra persona para considerarlo un referente?
¿Tengo referentes saludables en mi vida?
¿Me siento listo(a) pare ser mi propio referente?
By Anónimo Ego (A.E)
María José Tardón García
Humana en cuerpo de mujer tratando de experimentar el Ser
Espejos y Fractales del Alma
@efdalma
https://linktr.ee/efda
Deja una respuesta