ALIMENTACIÓN CONSCIENTE Y PSICOLOGÍA DE LA NUTRICIÓN
La alimentación consciente es una manera de entender la comida y el modo con el que nos relacionamos con ella.
Consiste principalmente en ser actores activos en nuestra alimentación y tomar las riendas de nuestra dieta. Con esto, se pretende prestar más atención a lo que se come, haciendo especial énfasis en las cantidades y diferentes alimentos que ingerimos, siendo ideal conseguir una dieta equilibrada, y adecuada para cada organismo.
Es decir, hay que convertir el tiempo de comer en un tiempo exclusivo para ello y dedicado exclusivamente a la comida. A partir de esto, surgen dos conceptos claves que están directamente ligados a la alimentación consciente: el autocontrol y la atención plena.
El autocontrol y la autoconciencia son dos conceptos básicos en la alimentación consciente. Esto se debe a que para tener el control de nuestra alimentación debemos, en primer lugar, evaluarnos internamente. ¿Qué nos gusta? ¿Realmente tenemos hambre? ¿A qué se deben las ganas de comer que tengo? Porque seamos sinceros, no siempre comemos por hambre. En muchas ocasiones, comemos por ansiedad, por aburrimiento, o simplemente, porque tenemos comida delante, simple gula.
Para tomar el control de nuestra alimentación, debemos hacer un trabajo de reflexión interna para aprender a diferenciar las diferentes motivaciones que suscitan nuestra hambre. Y con este trabajo, una vez diferenciadas las motivaciones de ansiedad o aburrimiento, debemos descartarlas, y centrarnos en las ganas de comer por tener hambre, pues son éstas las que son beneficiosas para nuestra salud.
Otro punto importante es el aprender a rechazar comida. No siempre que nos ofrezcan debemos aceptarla, sino que con un autocontrol trabajado seremos capaces de rechazar la comida cuando no nos conviene, o cuando esa ingesta supondrá un desequilibrio en nuestro ciclo digestivo.
Es importante destacar que numeroso estudios plantean que nuestras emociones y nuestro estómago están profundamente conectadas no es algo nuevo. «Se me cerró el estómago», «me cayó como una piedra», «panza llena, corazón contento» y la clásica «decisión visceral» son algunas de las tantas expresiones que usamos a diario y remiten a ese vínculo directo entre alimentación y emociones. De esto se desprende la importancia de lo que comemos y nuestras emociones.