Comencé la terapia a principios del 2020, por el dato de una psicóloga amiga de mi mamá. Antes de esta, yo ya había pasado por dos psicólogas anteriores, incluso con los demás jóvenes, por mi complicada y muchas veces dolorosa “decisión equivocada”, como dice la María José, de que yo era extremadamente tímida, no era capaz de hacer amigos, y sobre todo que yo era la culpable de estar en un ambiente de manipulación que había con mis compañeros del colegio
Y cuando comencé (junto con la llegada de la pandemia) me di cuenta poco a poco, de que no era solo eso, sino muchos otros factores en mi vida, y la terapia junto con mi familia me ayudo a ser mi espacio seguro para ver que yo había pasado por muchas situaciones difíciles que no había podido sopesar, y que antes de llegar a los demás, primero tenía que tenerme a mí.
Así fui sanando otras creencias autodestructivas, (que era distraída, ansiosa o inmadura, por ejemplo) y saber que no hay nada malo conmigo, y me formé mi propio lema “ser yo misma y ser libre”.